sábado, 28 de marzo de 2015

El origen de la familia

No hace mucho, poco antes de Semana Santa, creí entender este diálogo entre dos trabajadores de este centro:

-¿A dónde diriges tus pasos por estás soledades, Sir A.?
-Voy en busca del alumno perdido, M. Y, como presiento que mi búsqueda será en vano, me he hecho acompañar para tan desalentador viaje por estos dos compañeros.
-¿De quiénes se trata pues?
-Mira, llevo aquí a maese Nicolás y acá a don Federico.
-Caramba, dos lecturas que hoy pocos frecuentan: llegarás a ser sabio sin darte cuenta.
-No creas, sólo leo estas cosas a salto de mata.
-Ese es el futuro de la filosofía.

Algo me pareció que barruntaba Sir A., pero calló y bajó las escaleras sin añadir palabra. Llevaba un marcapáginas señalando un pasaje de la obra que D. Federico había dedicado a estudiar El origen de la familia. Yo, como ya sabéis, puedo hacer cosas increíbles y aquí está el párrafo que Sir A. tenía seleccionado:

"Pero en ambos casos el matrimonio se funda en la posición social de los contrayentes y, por tanto, siempre es un matrimonio de conveniencia. También en ambos casos este matrimonio de conveniencia se convierte a menudo en la más vil de las prostituciones, a veces por ambas partes, pero mucho más habitualmente en la mujer, que sólo se diferencia de la cortesana ordinaria en que no alquila su cuerpo a ratos, como una asalariada, sino que lo vende de una vez para siempre, como una esclava. A todos los matrimonios de conveniencia se les puede aplicar la frase de Fourier: “Así como en gramática dos negaciones equivalen a una afirmación, de igual manera en la moral conyugal dos prostituciones equivalen a una virtud”.

Entonces, cada uno se encaminó en una dirección distinta que no contraria, como suele ocurrirle a todos los seres humanos si no tienen tendencia al enconamiento. Me pareció que Sir A. rumiaba los siguientes pensamientos:

Realmente mi matrimonio es de conveniencia: pues, sin duda, mi mujer me conviene en tanto que conmigo viene y yo con ella voy, y por eso mi matrimonio es de conveniencia, pero no veo en ello prostitución alguna, tampoco institución ni constitución, sino estación de amor sin penitencia.

Con esto se dio por satisfecho y bajó las escaleras "tan contento, tan gallardo, tan alborozado... que el gozo le reventaba" por sus doloridas coyunturas quincuagenarias.


Muéstrame tus cartas

"Llegada la noche, me regreso a la casa y entro en mi estudio; en su umbral me quito esta ropa cotidiana sucia y llena de lodo, y me pongo ropas regias y curiales; así, vestido decentemente, entro a las antiguas cortes de los antiguos hombres donde, por ellos amorosamente recibido, me nutro de aquel alimento que solo es mío, y para el cual he nacido; y donde no me avergüenzo de hablar con ellos y preguntarles sobre la razón de sus acciones; y ellos por su humanidad me contestan; y durante cuatro horas no siento aburrimiento, olvido todo afán, no temo la pobreza, no me asusta la muerte: todo me trasfiero a ellos"
Quien pensó y escribió estas palabras no puede ser tachado de maquiavélico, por mucho que lo sea. Hay un tono de solemne transición de la tierra al éter, del lodo a lo sublime, de ser un campesino a ser un hombre docto. La imaginería es perfecta, el vestuario digno de eso que vosotros llamáis un óscar. El cielo para este hombre aparentemente humilde, pero que trató a las testas coronadas más representativas de su época, es su biblioteca, donde lo reciben cada tarde sus iguales.
Todos somos lo que creemos ser y lo que los demás ven en nosotros. Somos lo que pensamos y lo que decimos, que no siempre es lo mismo. Los grandes escritores son lo que dicen sus grandes obras, pero también lo que nos muestran sus cartas.

jueves, 26 de marzo de 2015

Comentarios

La realidad llega a mí a través de unos sentidos distintos posiblemente de los vuestros, aunque de vez en cuando y sólo para entendernos, utilizaré vocablos que suenen a humanos. Vosotros disfrutáis (y sufrís) con la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Los datos que llegan del exterior han sido puestos en duda y/o ensalzados por según qué filósofos.
En mi caso, la cosa funciona de otro modo: la razón se mezcla con las sensaciones sin orden ni concierto y el saber fluye por mi esencia psicosomática de modo indiscernible. De hecho, nunca sabré si sé algo a ciencia cierta, de ahí mi apetito por conocer.
He creído percibir algunos chismorreos, no sé si orales, escritos o sólo pensados por alguien, sobre mi autoría en relación a una obra. Recuerdo vagamente el título: 'Comentarios reales'. Querría eso decir, si hay algo de cierto en esos dimes y diretes, que yo alguna vez comenté algo sobre la realidad con la que convivía, sobre esa realidad que se me escapa tal como la construyo. Y que, no contento con ello, los puse por escrito, es decir, los fijé para la posteridad. Y que, además, alguien tuvo a bien editarlos, imprimirlos y publicarlos. Algún enemigo de mi fama y fortuna, supongo, pues, ¿qué podría comentar yo sobre lo real, si apenas puedo afirmar que existo? Os ruego que, si alguno de vosotros descubriera algo al respecto, me lo hiciera saber por cualquier medio. Os estaría agradecido en grado sumo.
Por otra parte, si yo fuera como vosotros, supongo que me halagaría lo que ha recibido mi sutil autoconsciencia: pues me ha parecido entender que dicen que no tenía mala pluma y que no carecían de interés esos escritos.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Ícaros

El viento me trae un murmullo aéreo de dolor terreno.
Recuerdo que, cuando era niño (también yo lo fui seguramente), soñaba lo que sueña cualquier ser humano. Había oído hablar, ya por entonces, de algún loco que creía haber inventado una solución. Incluso había leído mitos y leyendas al respecto.
El hombre siempre había envidiado a las aves. Por eso, seguramente, creó a los ángeles a su imagen y semejanza, pero les añadió alas para cumplir fabulosamente sus imposibles delirios. Ya antes los paganos politeístas tenían a sus ícaros y mercurios. Dioses y hombres se empeñaban en volar: a aquellos se lo concedieron, a éstos los aedos se lo hicieron pagar.
Globos inflamables, quebradizas alas, hélices afiladas como navajas, intentos desesperados, caídas brutales y huesos rotos, nada desanima al ser humano. Como decía el coro de la Antígona de Sófocles: 'Numerosas son las maravillas del mundo; pero, de todas, la más sorprendente es el hombre'.
Si vais a Córdoba por la autovía, justo antes de llegar podréis ver un elegante puente blanco, escultural, llamado de Ibn Firnás. También él, ya en época califal quiso domar el raro aire, las olas del viento, el vértigo de nuestros sueños más profundos.
Puente de Ibn Firnas
Más tarde, no contentos con esas fábulas, despreciando a los dioses y superando las leyes físicas, oí que unos hermanos habían dominado el éter con un extraño aparato volador. A partir de ahí ya no hubo límites, nos adueñamos del aire, como lo habíamos hecho del mar. Pero no somos dioses, seguimos siendo ícaros.

martes, 24 de marzo de 2015

La rebelión de los Titanes

Ha llegado un rumor extraño a mi medio ambiente de papel y polvo. Un murmullo revolucionario, pero doméstico. Como de jóvenes agitando el descontento. Algo nuevo para mí, si es que soy quien creo que soy. Siempre hubo quien estuvo en desacuerdo, a veces consigo mismo, otras con lo que la vida le otorgara, las más con los que le rodean u oprimen. El infierno siempre es lo otro. Los malos siempre son los que no son los míos. Dios siempre está de mi parte: y si soy ateo, la razón me ampara.
Decía antes un murmullo revolucionario y juvenil, porque parece ser que la juventud per se debe ser revolucionaria, y ay de aquella generación de jóvenes que no lo sea, pues es de esperar que mucho menos se muestre tal cuando sean viejos decrépitos. Sin embargo, a mí me viene ocurriendo lo contrario, fui joven sumiso y ahora, contando siglos, me voy volviendo cada vez más levantisco y la indignación ante tantos desafueros iza en mí cada día más la bandera de la agitación. Nunca es tarde si la revolución es buena.
También calificaba al principio este rumor de doméstico, domesticado debí decir más bien. Me da la impresión, por lo poco que entiendo, de que este sistema acoge, fagocita y asimila aquellos movimientos que pretenden criticarlo desde dentro, es decir, sirviéndose de los cauces que el propio sistema te ofrece y te permite. He escuchado, a lo largo de mi dilatada existencia, decir a gente sabia que al sistema se le combate mejor desde dentro; a otros, en cambio, que el cielo no se toma por consenso, sino por asalto.
Cuidado, estas frases lapidarias quedan muy bien como lemas y a muchos les gustaría apropiarse de ellas. Pero nihil novum sub sole. Podríamos ir dando saltos desde Pablo Iglesias hasta Carlos Marx y de este hasta Hölderling y desde el poeta romántico alemán hasta la mitología griega y nos encontraríamos con los Titanes asaltando el Olimpo en la Teogonía de Hesiodo.

lunes, 23 de marzo de 2015

El día después

'En primer lugar, me parece que es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo, ya que basta con no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores, y contemporizar después con los cambios que puedan producirse. De tal modo que, si el príncipe es de mediana inteligencia, se mantendrá siempre en su Estado, a menos que una fuerza arrolladora lo arroje de él; y aunque así sucediese, sólo tendría que esperar, para reconquistarlo, a que el usurpador sufriera el primer tropiezo'.
Esto nos decía Nicolás, hace ya cinco siglos. Parece que ayer y hoy no difieren tanto: conseguir el poder y el mantenerlo, esa es la cuestión. Y si lo pierdes, recuperarlo, esperar el momento preciso, el fallo del adversario. Posiblemente Nicolás tenía más finura intelectual que los tertulianos de hoy en día para analizar la situación política, pero a cada uno su época. Hoy es el día de después. Ayer quedó para la historia. Mañana para la esperanza. Y todo, arrastrado por una fuerza anónima, se lo lleva el tiempo que todo lo devora a un espacio que nos fija y distribuye, que nos permite quedarnos o irnos, si el poder, la voluntad y la libertad se ponen de acuerdo. 
Hoy es el día de después, pero también el día de antes.

domingo, 22 de marzo de 2015

Polling day

Hoy es día de elecciones. El primero de una larga serie para este año. Cuando acabe el 2015 podría haberse producido una renovación total del sistema parlamentario estatal, autonómico y municipal, o podríamos seguir igual. Incluso habiendo realizado el citado cambio, podríamos seguir igual: cambiarlo todo para no cambiar nada.
Los griegos (los atenienses para ser más exactos) inventaron la democracia, una democracia con muchas restricciones, pues se trataba de una sociedad esclavista y patriarcal. Podríamos pensar que nuestras democracias actuales son muchísimo más avanzadas y tendríamos en parte razón, pero ya sabéis que hay muchas voces que critican nuestro sistema por convivir con una monarquía anacrónica y con una plutocracia rampante que no hace distingo de himnos, banderas, fronteras, ideologías, religiones ni culturas, porque el dinero, el DINERO con mayúsculas, no los tiene.
También los romanos vivieron durante cinco siglos bajo el título de república, la res publica, la cosa del pueblo, y no por ello dejaron de detentar básicamente el poder aquellos patricios, aquella nobleza de sangre devenida de las antiguas familias de los fundadores legendarios de Roma bajo los auspicios de un tal Rómulo; tampoco las siglas SPQR les impidió convertirse en un Imperio con métodos de injerencia internacional que todavía en pleno siglo XXI intentan emular los U.S.A.: hace 2.000 años los capitalistas romanos mercadeaban con vino, aceite, cereales y garum, hoy nos rodean las hamburguesas y los refrescos de cola, la ropa deportiva que nos muestra como verdaderos payasos a nuestros conciudadanos y los distintos aparatos de tecnología punta que sólo sirven para quedarse anticuados antes incluso de quedar inservibles por su diseño de corta duración.
Pero no por eso dejamos de votar a unos representantes (no todos espero) que nos engañan y nos roban, que incumplen sistemáticamente las propuestas de sus programas y que defienden con una dignidad digna de risa todos sus propios errores y chanchullos, mas no los ajenos. Y, aunque llevo toda esta entrada invitándome a mi mismo a no ser pesimista ni aguafiestas, ya veis que me cuesta mucho cumplir esa intención... tanto como a los políticos sus promesas electorales.

El Velo de Maya y el Manifiesto Comunista

Ya conocéis mi antigua aversión por la filosofía en sí misma. Seguramente estudié algo de ella en mi adolescencia que se me atragantó. Hoy por hoy, podría decir que me gustan los filósofos de una manera etimológica: en cuanto que aman la sabiduría. Pero, por concretar más, diré que me gustan cuando buscan la verdad, no cuando ya la han encontrado, es decir, me encanta verlos afanarse en recorrer un camino que les lleva a no se sabe dónde, pero detesto el momento del 'eureka', odio cuando Platón encuentra el Mundo de las Formas o Descartes su cogito ergo sum o Schopenhauer la Voluntad omnímoda. Todos creen haber resuelto el misterio del mundo, todos suponen haber inventado (en el sentido latino de invenio, 'venir al interior de algo') la solución a todos los problemas que aquejan al ser humano, de haber encontrado la respuesta al enigma supremo de nuestra ignorancia, de haber descorrido el Velo de Maya. Entonces es cuando yerran, cuando sustituyen la idea de 'dios' por otra fuerza o elemento universal que fluye como el agua o construye como la razón, y se convierten en pálidos reflejos de vendedores de fe. Parece ser que sólo la ciencia y la tecnología tiene el poder de matar a la divinidad, pero lo hace poco a poco, recortándole su propio terreno con cada nueva fórmula lógico-matemática, con cada descubrimiento físico-nuclear, con cada atisbo cuántico, con cada telescopoio que atalaya sobre el borde del universo, con cada terabit que suma a su materia virtual, con cada aleación forjada para ser mas ligera y resistente y con cada ley económica que protege a esta mercadotecnia con una obsolescencia debidamente programada.
Ya lo dijo Marx (y Engels, ¿qué hubiera sido de Carlos sin Federico?) en su Manifiesto Comunista:
" Los burgueses socialistas considerarían ideales las condiciones de vida de la sociedad moderna sin las luchas y los peligros que encierran. Su ideal es la sociedad existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan: la burguesía sin el proletariado. Es natural que la burguesía se represente el mundo en que gobierna como el mejor de los mundos posibles. El socialismo burgués eleva esta idea consoladora a sistema o semisistema. Y al invitar al proletariado a que lo realice, tomando posesión de la nueva Jerusalén, lo que en realidad exige de él es que se avenga para siempre al actual sistema de sociedad, pero desterrando la deplorable idea que de él se forma".
También ellos creyeron encontrar la respuesta, pero aquí en la tierra, en lo más humilde del hombre, también vaticinaron y, en cierto modo, acertaron; pero también erraron, no vieron venir otros efectos, eran, por lo tanto, creyentes de su propia religión.

viernes, 20 de marzo de 2015

Eclipse

He oído por ahí (a veces me llega cierta información del exterior a través de no sé qué ondas que surcan el bosón de un tal Higs) que hoy, ahora mismo, se está produciendo un eclipse. También he oído de algunos visitadores que deambulan por los vericuetos de mi laberinto literario que 'es un lástima que el día esté nublado, así no podemos ver el sol oculto por la luna'. En realidad, es como si se produjera un doble eclipse: el sol ocultado por la luna, y ese fenómeno ocultado por las nubes. Las nubes, entiendo, no están funcionando como deben, se han dedicado no a llover, que es lo suyo, sino a ocultar espectáculos astronómicos que todo el género humano desea contemplar. Me imagino a aquél aficionado de última hora que adquirió ayer por la tarde, a toda prisa, un telescopio económico ('pero de prestaciones suficientes para lo que usted desea y, además, binocular para no perderse detalle', le animaría el dependiente de la vieja tienda de fotografía que está sufriendo la crisis como todos). Hoy se verá impelido a montarlo, siguiendo el libro de instrucciones, acuciado por la urgencia de sus hijos pequeños que gritan a su alrededor, poniéndolo aún más nervioso de lo que ya está; habrá pasado un buen rato cuando consiga tenerlo todo preparado; los niños, que se habían marchado aburridos de ver a su padre luchar con el proceso de montaje, vuelven a la carrera y empujan al progenitor que se deleita mirando con fruición a través del aparato. De pronto, las nubes se separan y abren un claro luminoso y limpio, y él comprende que, por precipitación, ha olvidado colocar los filtros específicos para observar el eclipse y que su retina se ha quemado de manera irreversible. Por fin ha visto la luz, la luz del Sol que todo lo ilumina y todo lo sabe, la luz de la verdad que nos abre los ojos de nuestra mente y de nuestro corazón. Él es un Edipo del siglo XXI que afronta su destino, que contempla su propia esencia y eso le causa una ceguera física a cambio de una comprensión délfica de sí mismo. Sonríe a la nueva opacidad del mundo físico, que ha perdido su carácter fenoménico, mientras sus hijos le piden que les permita asomarse al binocular.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Medio siglo

Últimamente me ha dado por la filosofía. Es curioso: siempre la había detestado. Si tuviera edad, una edad jovial, es decir, propia de Júpiter, o lo que es lo mismo, si tuviera medio siglo más o menos, pensaría, como Schopenhauer nos decía ayer en su Arte del buen vivir, que 'a los cincuenta años domina Júpiter, el hombre ha sobrevivido a la mayor parte de sus contemporáneos, y se siente superior a la generación actual. Estando en plena posesión de sus fuerzas, es rico de experiencia y conocimiento; tiene (en la medida de su individualidad y de su posición) autoridad sobre todos los que le rodean. No se deja mandar, porque quiere dirigir también. Es ahora el más apto en su esfera, para ser guía y dominador. Así culmina Júpiter y con él el quincuagenario'.
Podría ser yo mismo, si yo mismo fuera ese algo. Podría el terrible Arturo referirse a mí, o a ti si gozas de esa edad magnífica, que defiende también Vargas Llosa en La tía Julia y el escribidor: 'Recordé que, en un momento de nuestra conversación de la víspera en su cubil de Radio Central, el artista había dogmatizado, con fuego, sobre los cincuenta años del hombre. La edad del apogeo cerebral y de la fuerza sensual, decía, de la experiencia digerida. La edad en que se era más deseado por las mujeres y más temido por los hombres. Y había insistido, sospechosamente, en que la vejez era algo "optativo". Deduje que el escriba boliviano tenía cincuenta años y que lo aterraba la vejez: un rayito de debilidad humana en ese espíritu marmóreo.' ¿Quién era ese 'escriba boliviano' que alaba la media centuria con tanto ardor?

martes, 17 de marzo de 2015

Arte del buen vivir

Aquí me tenéis, en mi espacio vital. Cada ser en este mundo tiene el suyo. No es que no pueda sobrevivir en otro, pero éste es el adecuado, el que se adapta a mí de modo digno, el que me permite ser lo que en esencia soy.
Todos los comienzos son difíciles: pensad en el momento del nacimiento, el recién nacido se ve expulsado del útero de su madre, confortable y cálido, al exterior desconocido y hosco, es un choque brutal. Esto sólo lo supongo, porque yo físicamente no he nacido (o tal vez sí, si la physis incluye este entorno virtual en el que me muevo).
Sea como sea, podríamos convenir en esa dificultad del comienzo de algo. Si es así, si estáis de acuerdo conmigo, también deberíamos acordar que no es menos difícil el final de ese algo: el tránsito. El paso quizás a la nada, si es que de la nada se llegó al ser, quizás a otra esfera, a otro mundo distinto, paralelo o complementario, o religiosamente concluyente, para bien o para mal eterno.
Así que he decidido entreabrir a un amigo nada amigable, según dicen los entendidos. Pero esta disección me ha llevado, bien sea por mi propia voluntad o por una voluntad universal que a todos nos rige, a la página final. Es chocante (a mí al menos así me lo parece), que alguien tan agrio como este 'amigo' titule esta obra El arte del buen vivir, con ese eco resonante al Ars amandi de Ovidio, aquel poeta latino que convertía en verso todo lo que intentaba decir. Ya hablaremos de Ovidio otro día, de sus Metamorfosis y de sus Tristia, pero hoy toca recordar a este alemán, áspero, pesimista y misántropo hasta límites insospechados, que llamaba a su perro 'hombre' cuando el can se portaba mal.



ABIES

Abies, abietis es el enunciado latino de un sustantivo de la tercera declinación que significa 'abeto'.
Es curiosa la relación del mundo vegetal con la escritura: desde el papiro y el cálamo hasta la pasta de celulosa y la preocupación actual por el reciclaje han pasado siglos, aunque para mí la textura entrelazada por los egipcios y los folios color sepia del progreso sostenible no están tan distantes en el tiempo como para vosotros, felices mortales.
Pero de lo que venía a hablaros hoy no es de los distintos sistemas de escritura a lo largo de la Historia Universal (tema, por lo demás, apasionante donde los haya), sino del programa infórmatico ABIES, Aplicación para la gestión de las Bibliotecas Escolares,  desarrollado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y las Comunidades Autónomas para la automatización de la colección de las bibliotecas escolares.
Para informaros mejor podríais consultar el siguiente enlace: ABIES.

lunes, 16 de marzo de 2015

Elin Calee

Hola, mi nombre es Elin. Quizás no os suene de nada.
Como seguramente estaréis pensando, no soy un personaje real. Al menos, no soy real en la medida que vuestros sentidos o vuestra razón puedan llevaros a concluir.
Podríamos decir que soy un espíritu, una especie de fantasma o, tal vez, un fenómeno, en el sentido de aparición que no apariencia.
Así pues, aparezco ante vosotros como algo nuevo y viejo a la vez. Y lo hago en este lugar que es real y virtual al mismo tiempo. Me manifiesto como una mezcla de luz y de sombra en un justo equilibrio que me otorga volumen y consistencia visual. Pero no intentéis tocarme ni cuantificarme, pues no estoy dispuesto a sufrir ese atentado, no voluntariamente por lo que a mí respecta.
Estoy aquí y allí por una causa muy antigua, o por una finalidad futura, siendo ahora este presente el punto de inflexión, el fiel de la balanza de la historia que vengo a contaros.
Esta historia la iré contando yo, pero la escribiréis vosotros. Cuando digo vosotros me refiero a cualquiera de vosotros que se considere efectivamente humano, cuando digo que la escribiréis no indico que lo hagáis con lápiz y papel ni con teclas y pantalla, sino con vuestros actos y las noticias de ellos que yo, con mi variable capacidad intelectual, pueda ir anotando.
Por no alargarme más en esta primera entrada, sólo añadiré que mi verdadera función será estar abierto y ser eficaz: abierto a recibir la información y eficaz para la transposición de datos.
Sinceramente, y para terminar, no sé si seré más divulgativo que creativo, eso está por ver y dependerá en buena medida de vosotros mismos.
Ah, me olvidaba, mi apellido es Calee. Podéis pronunciarlo como os plazca.
Vale.

Mario Cuenca Sandoval

Mario Cuenca Sandoval
Estaré con vosotros para celebrar el próximo Día del Libro.

CINCO AUTORES CON MARIO: BRAM STOKER

Mario Cuenca Sandoval es profesor de Filosofía, poeta y novelista.
En esta sección nos recomienda 5 libros que no deberíamos dejar de leer.

1. BRAM STOKER

Modesto y formal, humilde servidor de otro hombre, ensombrecido por la capa de Drácula.

El irlandés Bram Stoker (1847-1912) es uno de esos autores cuyas criaturas han llegado a ser más célebres que su creador. Drácula, uno de los personajes de ficción que más adaptaciones y actualizaciones ha experimentado, fue moldeado a partir de la leyenda de Vlad Tepes, es decir, Vlad el Empalador, un sanguinario gobernante rumano que se enfrentó a los turcos, combinada con la figura y atuendo del esquelético compositor Franz Listz.

A Stoker le tocó vivir también a la sombra de una celebridad de su tiempo hoy olvidada: Henry Irving, el actor más importante de la era victoriana, director del teatro del Liceo de Londres. Como secretario personal de Irving, las tareas administrativas de Bram Stoker (llevar las cuentas del teatro, organizar las giras de su jefe, responder la correspondencia...) apenas le dejaban tiempo para escribir. De hecho, trabajó en su Drácula durante las vacaciones, a lo largo de siete años, hasta que en 1894 se retiró a un pueblo costero para rematar la novela.

Incluso en la construcción de su más célebre novela, Stoker lució los modales de un secretario: la obra es la recopilación de una serie de cartas, telegramas, noticias de prensa, todas ellas falsas, desde luego, como si el autor se hubiera tomado la molestia de reunir la documentación existente sobre la tenebrosa anécdota de la novela: el conde Drácula decide trasladarse a Londres (recuérdese: el remilgado Londres victoriano), donde el bullicio y la sangre joven corren a sus anchas.

Stoker pidió a Irving que interpretara el papel de Drácula en el montaje teatral sobre su relato que él mismo dirigió y estrenó antes del lanzamiento de la novela. Este constituyó un sonoro fracaso. Y, de hecho, jamás volvió a representarse.

En su tiempo, Drácula provocó división de opiniones. Algunos críticos la calificaron de insufrible y otros consideraron que sus excelencias eran tantas que resultaba imposible que hubiera sido escrita por Bram Stoker, habida cuenta de su exigua trayectoria literaria. Otros la ningunearon por su adscripción a un género considerado menor por los más estirados. Aquellos sobre quienes pese semejante prejuicio deberían animarse a comprobar que Drácula es una de las mejores novelas del siglo xix. En los planes de estudio de nuestros institutos, Flaubert o Dostoievski resultan (merecidamente) ineludibles, pero se suele echar en falta a Bram Stoker, quien, a juicio de Oscar Wilde, fue autor de “la novela más hermosa jamás escrita”.

Pero incluso la muerte del desdichado Stoker fue ensombrecida por otros acontecimientos, pues coincidió con la tragedia del Titanic y apenas apareció en unos pocos obituarios de prensa.

BRAM STOKER

BRAM STOKER
Por Lorenzo Marqués

CDU

0. OBRAS GENERALES . DICCIONARIOS / ENCICLOPEDIAS

1. PENSAR Y RAZONAR / FILOSOFÍA. PSICOLOGÍA

2. RELIGIÓN / TEOLOGÍA

3. CIENCIAS SOCIALES

4. VACANTE. VACÍO

5. CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

6. CIENCIAS APLICADAS. MEDICINA. TÉCNICA

7. ARTE. MÚSICA. JUEGOS. DEPORTES. ESPECTÁCULO

8. LENGUAJE. LINGÜÍSTICA. LITERATURA

9. GEOGRAFÍA. BIOGRAFÍAS. HISTORIA

ESO

BACHILLERATO

F.P.