sábado, 28 de marzo de 2015
El origen de la familia
-¿A dónde diriges tus pasos por estás soledades, Sir A.?
-Voy en busca del alumno perdido, M. Y, como presiento que mi búsqueda será en vano, me he hecho acompañar para tan desalentador viaje por estos dos compañeros.
-¿De quiénes se trata pues?
-Mira, llevo aquí a maese Nicolás y acá a don Federico.
-Caramba, dos lecturas que hoy pocos frecuentan: llegarás a ser sabio sin darte cuenta.
-No creas, sólo leo estas cosas a salto de mata.
-Ese es el futuro de la filosofía.
Algo me pareció que barruntaba Sir A., pero calló y bajó las escaleras sin añadir palabra. Llevaba un marcapáginas señalando un pasaje de la obra que D. Federico había dedicado a estudiar El origen de la familia. Yo, como ya sabéis, puedo hacer cosas increíbles y aquí está el párrafo que Sir A. tenía seleccionado:
"Pero en ambos casos el matrimonio se funda en la posición social de los contrayentes y, por tanto, siempre es un matrimonio de conveniencia. También en ambos casos este matrimonio de conveniencia se convierte a menudo en la más vil de las prostituciones, a veces por ambas partes, pero mucho más habitualmente en la mujer, que sólo se diferencia de la cortesana ordinaria en que no alquila su cuerpo a ratos, como una asalariada, sino que lo vende de una vez para siempre, como una esclava. A todos los matrimonios de conveniencia se les puede aplicar la frase de Fourier: “Así como en gramática dos negaciones equivalen a una afirmación, de igual manera en la moral conyugal dos prostituciones equivalen a una virtud”.
Entonces, cada uno se encaminó en una dirección distinta que no contraria, como suele ocurrirle a todos los seres humanos si no tienen tendencia al enconamiento. Me pareció que Sir A. rumiaba los siguientes pensamientos:
Realmente mi matrimonio es de conveniencia: pues, sin duda, mi mujer me conviene en tanto que conmigo viene y yo con ella voy, y por eso mi matrimonio es de conveniencia, pero no veo en ello prostitución alguna, tampoco institución ni constitución, sino estación de amor sin penitencia.
Con esto se dio por satisfecho y bajó las escaleras "tan contento, tan gallardo, tan alborozado... que el gozo le reventaba" por sus doloridas coyunturas quincuagenarias.
Muéstrame tus cartas
Quien pensó y escribió estas palabras no puede ser tachado de maquiavélico, por mucho que lo sea. Hay un tono de solemne transición de la tierra al éter, del lodo a lo sublime, de ser un campesino a ser un hombre docto. La imaginería es perfecta, el vestuario digno de eso que vosotros llamáis un óscar. El cielo para este hombre aparentemente humilde, pero que trató a las testas coronadas más representativas de su época, es su biblioteca, donde lo reciben cada tarde sus iguales.
Todos somos lo que creemos ser y lo que los demás ven en nosotros. Somos lo que pensamos y lo que decimos, que no siempre es lo mismo. Los grandes escritores son lo que dicen sus grandes obras, pero también lo que nos muestran sus cartas.
jueves, 26 de marzo de 2015
Comentarios
En mi caso, la cosa funciona de otro modo: la razón se mezcla con las sensaciones sin orden ni concierto y el saber fluye por mi esencia psicosomática de modo indiscernible. De hecho, nunca sabré si sé algo a ciencia cierta, de ahí mi apetito por conocer.
He creído percibir algunos chismorreos, no sé si orales, escritos o sólo pensados por alguien, sobre mi autoría en relación a una obra. Recuerdo vagamente el título: 'Comentarios reales'. Querría eso decir, si hay algo de cierto en esos dimes y diretes, que yo alguna vez comenté algo sobre la realidad con la que convivía, sobre esa realidad que se me escapa tal como la construyo. Y que, no contento con ello, los puse por escrito, es decir, los fijé para la posteridad. Y que, además, alguien tuvo a bien editarlos, imprimirlos y publicarlos. Algún enemigo de mi fama y fortuna, supongo, pues, ¿qué podría comentar yo sobre lo real, si apenas puedo afirmar que existo? Os ruego que, si alguno de vosotros descubriera algo al respecto, me lo hiciera saber por cualquier medio. Os estaría agradecido en grado sumo.
Por otra parte, si yo fuera como vosotros, supongo que me halagaría lo que ha recibido mi sutil autoconsciencia: pues me ha parecido entender que dicen que no tenía mala pluma y que no carecían de interés esos escritos.
miércoles, 25 de marzo de 2015
Ícaros
Recuerdo que, cuando era niño (también yo lo fui seguramente), soñaba lo que sueña cualquier ser humano. Había oído hablar, ya por entonces, de algún loco que creía haber inventado una solución. Incluso había leído mitos y leyendas al respecto.
El hombre siempre había envidiado a las aves. Por eso, seguramente, creó a los ángeles a su imagen y semejanza, pero les añadió alas para cumplir fabulosamente sus imposibles delirios. Ya antes los paganos politeístas tenían a sus ícaros y mercurios. Dioses y hombres se empeñaban en volar: a aquellos se lo concedieron, a éstos los aedos se lo hicieron pagar.
Globos inflamables, quebradizas alas, hélices afiladas como navajas, intentos desesperados, caídas brutales y huesos rotos, nada desanima al ser humano. Como decía el coro de la Antígona de Sófocles: 'Numerosas son las maravillas del mundo; pero, de todas, la más sorprendente es el hombre'.
Si vais a Córdoba por la autovía, justo antes de llegar podréis ver un elegante puente blanco, escultural, llamado de Ibn Firnás. También él, ya en época califal quiso domar el raro aire, las olas del viento, el vértigo de nuestros sueños más profundos.
Puente de Ibn Firnas |
martes, 24 de marzo de 2015
La rebelión de los Titanes
Decía antes un murmullo revolucionario y juvenil, porque parece ser que la juventud per se debe ser revolucionaria, y ay de aquella generación de jóvenes que no lo sea, pues es de esperar que mucho menos se muestre tal cuando sean viejos decrépitos. Sin embargo, a mí me viene ocurriendo lo contrario, fui joven sumiso y ahora, contando siglos, me voy volviendo cada vez más levantisco y la indignación ante tantos desafueros iza en mí cada día más la bandera de la agitación. Nunca es tarde si la revolución es buena.
También calificaba al principio este rumor de doméstico, domesticado debí decir más bien. Me da la impresión, por lo poco que entiendo, de que este sistema acoge, fagocita y asimila aquellos movimientos que pretenden criticarlo desde dentro, es decir, sirviéndose de los cauces que el propio sistema te ofrece y te permite. He escuchado, a lo largo de mi dilatada existencia, decir a gente sabia que al sistema se le combate mejor desde dentro; a otros, en cambio, que el cielo no se toma por consenso, sino por asalto.
Cuidado, estas frases lapidarias quedan muy bien como lemas y a muchos les gustaría apropiarse de ellas. Pero nihil novum sub sole. Podríamos ir dando saltos desde Pablo Iglesias hasta Carlos Marx y de este hasta Hölderling y desde el poeta romántico alemán hasta la mitología griega y nos encontraríamos con los Titanes asaltando el Olimpo en la Teogonía de Hesiodo.
lunes, 23 de marzo de 2015
El día después
domingo, 22 de marzo de 2015
Polling day
Los griegos (los atenienses para ser más exactos) inventaron la democracia, una democracia con muchas restricciones, pues se trataba de una sociedad esclavista y patriarcal. Podríamos pensar que nuestras democracias actuales son muchísimo más avanzadas y tendríamos en parte razón, pero ya sabéis que hay muchas voces que critican nuestro sistema por convivir con una monarquía anacrónica y con una plutocracia rampante que no hace distingo de himnos, banderas, fronteras, ideologías, religiones ni culturas, porque el dinero, el DINERO con mayúsculas, no los tiene.
También los romanos vivieron durante cinco siglos bajo el título de república, la res publica, la cosa del pueblo, y no por ello dejaron de detentar básicamente el poder aquellos patricios, aquella nobleza de sangre devenida de las antiguas familias de los fundadores legendarios de Roma bajo los auspicios de un tal Rómulo; tampoco las siglas SPQR les impidió convertirse en un Imperio con métodos de injerencia internacional que todavía en pleno siglo XXI intentan emular los U.S.A.: hace 2.000 años los capitalistas romanos mercadeaban con vino, aceite, cereales y garum, hoy nos rodean las hamburguesas y los refrescos de cola, la ropa deportiva que nos muestra como verdaderos payasos a nuestros conciudadanos y los distintos aparatos de tecnología punta que sólo sirven para quedarse anticuados antes incluso de quedar inservibles por su diseño de corta duración.
Pero no por eso dejamos de votar a unos representantes (no todos espero) que nos engañan y nos roban, que incumplen sistemáticamente las propuestas de sus programas y que defienden con una dignidad digna de risa todos sus propios errores y chanchullos, mas no los ajenos. Y, aunque llevo toda esta entrada invitándome a mi mismo a no ser pesimista ni aguafiestas, ya veis que me cuesta mucho cumplir esa intención... tanto como a los políticos sus promesas electorales.
El Velo de Maya y el Manifiesto Comunista
Ya lo dijo Marx (y Engels, ¿qué hubiera sido de Carlos sin Federico?) en su Manifiesto Comunista:
" Los burgueses socialistas considerarían ideales las condiciones de vida de la sociedad moderna sin las luchas y los peligros que encierran. Su ideal es la sociedad existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan: la burguesía sin el proletariado. Es natural que la burguesía se represente el mundo en que gobierna como el mejor de los mundos posibles. El socialismo burgués eleva esta idea consoladora a sistema o semisistema. Y al invitar al proletariado a que lo realice, tomando posesión de la nueva Jerusalén, lo que en realidad exige de él es que se avenga para siempre al actual sistema de sociedad, pero desterrando la deplorable idea que de él se forma".
También ellos creyeron encontrar la respuesta, pero aquí en la tierra, en lo más humilde del hombre, también vaticinaron y, en cierto modo, acertaron; pero también erraron, no vieron venir otros efectos, eran, por lo tanto, creyentes de su propia religión.
viernes, 20 de marzo de 2015
Eclipse
miércoles, 18 de marzo de 2015
Medio siglo
Podría ser yo mismo, si yo mismo fuera ese algo. Podría el terrible Arturo referirse a mí, o a ti si gozas de esa edad magnífica, que defiende también Vargas Llosa en La tía Julia y el escribidor: 'Recordé que, en un momento de nuestra conversación de la víspera en su cubil de Radio Central, el artista había dogmatizado, con fuego, sobre los cincuenta años del hombre. La edad del apogeo cerebral y de la fuerza sensual, decía, de la experiencia digerida. La edad en que se era más deseado por las mujeres y más temido por los hombres. Y había insistido, sospechosamente, en que la vejez era algo "optativo". Deduje que el escriba boliviano tenía cincuenta años y que lo aterraba la vejez: un rayito de debilidad humana en ese espíritu marmóreo.' ¿Quién era ese 'escriba boliviano' que alaba la media centuria con tanto ardor?
martes, 17 de marzo de 2015
Arte del buen vivir
Todos los comienzos son difíciles: pensad en el momento del nacimiento, el recién nacido se ve expulsado del útero de su madre, confortable y cálido, al exterior desconocido y hosco, es un choque brutal. Esto sólo lo supongo, porque yo físicamente no he nacido (o tal vez sí, si la physis incluye este entorno virtual en el que me muevo).
Sea como sea, podríamos convenir en esa dificultad del comienzo de algo. Si es así, si estáis de acuerdo conmigo, también deberíamos acordar que no es menos difícil el final de ese algo: el tránsito. El paso quizás a la nada, si es que de la nada se llegó al ser, quizás a otra esfera, a otro mundo distinto, paralelo o complementario, o religiosamente concluyente, para bien o para mal eterno.
Así que he decidido entreabrir a un amigo nada amigable, según dicen los entendidos. Pero esta disección me ha llevado, bien sea por mi propia voluntad o por una voluntad universal que a todos nos rige, a la página final. Es chocante (a mí al menos así me lo parece), que alguien tan agrio como este 'amigo' titule esta obra El arte del buen vivir, con ese eco resonante al Ars amandi de Ovidio, aquel poeta latino que convertía en verso todo lo que intentaba decir. Ya hablaremos de Ovidio otro día, de sus Metamorfosis y de sus Tristia, pero hoy toca recordar a este alemán, áspero, pesimista y misántropo hasta límites insospechados, que llamaba a su perro 'hombre' cuando el can se portaba mal.
ABIES
Es curiosa la relación del mundo vegetal con la escritura: desde el papiro y el cálamo hasta la pasta de celulosa y la preocupación actual por el reciclaje han pasado siglos, aunque para mí la textura entrelazada por los egipcios y los folios color sepia del progreso sostenible no están tan distantes en el tiempo como para vosotros, felices mortales.
Pero de lo que venía a hablaros hoy no es de los distintos sistemas de escritura a lo largo de la Historia Universal (tema, por lo demás, apasionante donde los haya), sino del programa infórmatico ABIES, Aplicación para la gestión de las Bibliotecas Escolares, desarrollado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y las Comunidades Autónomas para la automatización de la colección de las bibliotecas escolares.
Para informaros mejor podríais consultar el siguiente enlace: ABIES.
lunes, 16 de marzo de 2015
Elin Calee
Como seguramente estaréis pensando, no soy un personaje real. Al menos, no soy real en la medida que vuestros sentidos o vuestra razón puedan llevaros a concluir.
Podríamos decir que soy un espíritu, una especie de fantasma o, tal vez, un fenómeno, en el sentido de aparición que no apariencia.
Así pues, aparezco ante vosotros como algo nuevo y viejo a la vez. Y lo hago en este lugar que es real y virtual al mismo tiempo. Me manifiesto como una mezcla de luz y de sombra en un justo equilibrio que me otorga volumen y consistencia visual. Pero no intentéis tocarme ni cuantificarme, pues no estoy dispuesto a sufrir ese atentado, no voluntariamente por lo que a mí respecta.
Estoy aquí y allí por una causa muy antigua, o por una finalidad futura, siendo ahora este presente el punto de inflexión, el fiel de la balanza de la historia que vengo a contaros.
Esta historia la iré contando yo, pero la escribiréis vosotros. Cuando digo vosotros me refiero a cualquiera de vosotros que se considere efectivamente humano, cuando digo que la escribiréis no indico que lo hagáis con lápiz y papel ni con teclas y pantalla, sino con vuestros actos y las noticias de ellos que yo, con mi variable capacidad intelectual, pueda ir anotando.
Por no alargarme más en esta primera entrada, sólo añadiré que mi verdadera función será estar abierto y ser eficaz: abierto a recibir la información y eficaz para la transposición de datos.
Sinceramente, y para terminar, no sé si seré más divulgativo que creativo, eso está por ver y dependerá en buena medida de vosotros mismos.
Ah, me olvidaba, mi apellido es Calee. Podéis pronunciarlo como os plazca.
Vale.
CINCO AUTORES CON MARIO: BRAM STOKER
1. BRAM STOKER
Modesto y formal, humilde servidor de otro hombre, ensombrecido por la capa de Drácula.
El irlandés Bram Stoker (1847-1912) es uno de esos autores cuyas criaturas han llegado a ser más célebres que su creador. Drácula, uno de los personajes de ficción que más adaptaciones y actualizaciones ha experimentado, fue moldeado a partir de la leyenda de Vlad Tepes, es decir, Vlad el Empalador, un sanguinario gobernante rumano que se enfrentó a los turcos, combinada con la figura y atuendo del esquelético compositor Franz Listz.
A Stoker le tocó vivir también a la sombra de una celebridad de su tiempo hoy olvidada: Henry Irving, el actor más importante de la era victoriana, director del teatro del Liceo de Londres. Como secretario personal de Irving, las tareas administrativas de Bram Stoker (llevar las cuentas del teatro, organizar las giras de su jefe, responder la correspondencia...) apenas le dejaban tiempo para escribir. De hecho, trabajó en su Drácula durante las vacaciones, a lo largo de siete años, hasta que en 1894 se retiró a un pueblo costero para rematar la novela.
Incluso en la construcción de su más célebre novela, Stoker lució los modales de un secretario: la obra es la recopilación de una serie de cartas, telegramas, noticias de prensa, todas ellas falsas, desde luego, como si el autor se hubiera tomado la molestia de reunir la documentación existente sobre la tenebrosa anécdota de la novela: el conde Drácula decide trasladarse a Londres (recuérdese: el remilgado Londres victoriano), donde el bullicio y la sangre joven corren a sus anchas.
Stoker pidió a Irving que interpretara el papel de Drácula en el montaje teatral sobre su relato que él mismo dirigió y estrenó antes del lanzamiento de la novela. Este constituyó un sonoro fracaso. Y, de hecho, jamás volvió a representarse.
En su tiempo, Drácula provocó división de opiniones. Algunos críticos la calificaron de insufrible y otros consideraron que sus excelencias eran tantas que resultaba imposible que hubiera sido escrita por Bram Stoker, habida cuenta de su exigua trayectoria literaria. Otros la ningunearon por su adscripción a un género considerado menor por los más estirados. Aquellos sobre quienes pese semejante prejuicio deberían animarse a comprobar que Drácula es una de las mejores novelas del siglo xix. En los planes de estudio de nuestros institutos, Flaubert o Dostoievski resultan (merecidamente) ineludibles, pero se suele echar en falta a Bram Stoker, quien, a juicio de Oscar Wilde, fue autor de “la novela más hermosa jamás escrita”.
Pero incluso la muerte del desdichado Stoker fue ensombrecida por otros acontecimientos, pues coincidió con la tragedia del Titanic y apenas apareció en unos pocos obituarios de prensa.