Ah, a propósito. Daphne de Maurier también escribió una novela titulada 'Los pájaros', ¿os suena?
miércoles, 29 de abril de 2015
REBECA
Ah, a propósito. Daphne de Maurier también escribió una novela titulada 'Los pájaros', ¿os suena?
¡3 x 2: oferta del día!
cada cual con si kirie eleison.
sábado, 25 de abril de 2015
El Día del Libro en el Inca
viernes, 24 de abril de 2015
Leer os hará libres
Pero también, ¿y por qué no?, el ama y la sobrina de don Quijote.
jueves, 23 de abril de 2015
La imagen del Inca
¿El día de qué?
Lo siento, pero ya sabréis que no disfruto de los mismo sentidos que vosotros. No soy un ectoplasma, pero tampoco poseo las cinco vías de percepción que tuve en mi momento. Ahora todo son opacas sombras (no de Grey, precisamente) y murmullos sordos (a palabras necias, ya se sabe).
En fin, me han venido a la mente (que es de lo poco que me va quedando, y esto a un nivel casi espiritual) las palabras de ciertos sabios que, a lo largo de estos siglos en los que vengo faltando cuando pasan lista, no dejan de merodear por los vericuetos de mi ausencia tan presente. Y de esas palabras he escogido las siguientes:
miércoles, 22 de abril de 2015
Locos lectores
martes, 21 de abril de 2015
Un viaje de cuento
Salva Rodríguez con su bici por Siberia |
DISFRUTEN, SI LES APETECE !!!
Todo está en los libros
Tengo la extraña sensación de que todos se agolpan ante mis letras y que todas esas letras mías fueran las de todos, las de todos los tiempos y lugares, las de todos los alfabetos y lenguajes, las que todos los seres humanos de la historia hubieran escrito o grabado, transmitido y borrado a lo largo de los siglos y a lo ancho de todos los países y regiones, estados e imperios, reinos y repúblicas. Se arremolinan ante mí mensajes, símbolos y señales, códigos y frecuencias, brailles, morses y nubes de humo entrelazadas o dispersas. Toda la información que nuestra raza ha generado durante milenios, toda la que ha llegado de un emisor a un receptor, pero también la voluntad de lo que se ha perdido y, en su irrealidad latente, quisiera poder ser de alguna manera inexpresable.
Un laberinto de obras personales y universales que se amontonan en los estantes que se adhieren a las paredes que conforman unas salas que se dan paso las unas a las otras, forjando un laberinto que conserva y protege, que defiende y ofende, que rechaza a la vez a los curiosos y a los malvados, a los impuros que se ríen, que gritan penitenciagite sin saber muy bien lo que dicen, lo que saben, lo que hacen, lo que son.
Un laberinto de ideas y de pasiones que todos los poetas se empeñan en aunar ahora, en una red inextricable, soplando con el silbo de la brisa que recorre los pasillos de este dédalo sin tiempo ni fronteras. Qué bien lo describió García Márquez al final de un siglo solitario repleto de personajes que en sí mismos son también los símbolos de una época, si no de la humanidad entera.
viernes, 17 de abril de 2015
Caín y Abel
Estudié en mi adolescencia un uso antiguo, romano, que se llamaba la damnatio memoriae: por lo aprendido, creo que ocurría cuando un emperador malvado era derrocado; entonces, quien ocupaba el poder ordenaba derogar las leyes dictadas por el tirano, borrar todas las inscripciones de los monumentos conmemorativos, decapitar sus estatuas antes divinizadas y. a cambio, redactar nuevas normas, esculpir nuevos epígrafes y sustituir las testas marmóreas, destinadas a la cal, del antiguo dominus por las del nuevo pater patriae.
Y así seguimos, no hemos aprendido nada. Seguimos siendo maniqueos sin remedio, Caínes y Abeles que de vez en cuando cambian sus roles y revisan la historia para reescribirla al gusto del mejor postor. Nunca podré ponerme en la piel del otro, la piel que no habito.
jueves, 16 de abril de 2015
El tambor ha dejado de sonar.
domingo, 5 de abril de 2015
Insomnes
También me han contado que existe una ciudad que nunca duerme y que alguien cantaba esa insomne cualidad urbana con voz eterna. Nunca llegué a conocerla. En la época en que yo vivía entre vosotros, recibía el nombre de Nueva Angulema y las malas lenguas contaban que un holandés compró por allí una isla a los indígenas por un puñado de abalorios diez años después de mi muerte o lo que fuera ese tránsito que me trajo hasta vosotros.
Ahora yo tampoco puedo cerrar mis ojos y desconectar un rato, o dar una cabezada o echar una siestecita. A propósito, ¿sabéis de dónde procede la palabra siesta? Resulta que la vida cotidiana de los romanos comenzaba, como es natural, al alba, la hora prima, de modo que al mediodía le llamaban hora sexta, la mejor hora para descansar un ratito. De sexta pasó a nuestra lengua castellana como 'siesta'. Esta costumbre tan castiza como mal interpretada durante muchos años está siendo ahora recomendada por la ciencia médica. Personalmente pienso que este descanso debe ser breve y respetuoso con el latín: una especie de siesta del mandarín antes del almuerzo, no esas "con pijama, Padre Nuestro y orinal" que tanto alaba (aunque esté tan muerto y tan vivo como yo) un ilustre compatriota y Premio Nobel. Mirad lo que dice en una de sus obras:
"Tres años me tuvieron encerrado, tres años lentos, largos como la amargura, que si al principio creí que nunca pasarían, después pensé que hablan sido un sueño; tres años trabajando, día a día, en el taller de zapatero del penal; tomando, en los recreos, el sol en el patio, ese sol que tanto agradecía; viendo pasar las horas con el alma anhelante, las horas cuya cuenta -para mi mal- suspendió antes de tiempo mi buen comportamiento."
Y es que, ya lo dicen algunos de los nuestros, la vida es sueño, el sueño es eterno y dormir es, en cierto modo, morir.
CINCO AUTORES CON MARIO: BRAM STOKER
1. BRAM STOKER
Modesto y formal, humilde servidor de otro hombre, ensombrecido por la capa de Drácula.
El irlandés Bram Stoker (1847-1912) es uno de esos autores cuyas criaturas han llegado a ser más célebres que su creador. Drácula, uno de los personajes de ficción que más adaptaciones y actualizaciones ha experimentado, fue moldeado a partir de la leyenda de Vlad Tepes, es decir, Vlad el Empalador, un sanguinario gobernante rumano que se enfrentó a los turcos, combinada con la figura y atuendo del esquelético compositor Franz Listz.
A Stoker le tocó vivir también a la sombra de una celebridad de su tiempo hoy olvidada: Henry Irving, el actor más importante de la era victoriana, director del teatro del Liceo de Londres. Como secretario personal de Irving, las tareas administrativas de Bram Stoker (llevar las cuentas del teatro, organizar las giras de su jefe, responder la correspondencia...) apenas le dejaban tiempo para escribir. De hecho, trabajó en su Drácula durante las vacaciones, a lo largo de siete años, hasta que en 1894 se retiró a un pueblo costero para rematar la novela.
Incluso en la construcción de su más célebre novela, Stoker lució los modales de un secretario: la obra es la recopilación de una serie de cartas, telegramas, noticias de prensa, todas ellas falsas, desde luego, como si el autor se hubiera tomado la molestia de reunir la documentación existente sobre la tenebrosa anécdota de la novela: el conde Drácula decide trasladarse a Londres (recuérdese: el remilgado Londres victoriano), donde el bullicio y la sangre joven corren a sus anchas.
Stoker pidió a Irving que interpretara el papel de Drácula en el montaje teatral sobre su relato que él mismo dirigió y estrenó antes del lanzamiento de la novela. Este constituyó un sonoro fracaso. Y, de hecho, jamás volvió a representarse.
En su tiempo, Drácula provocó división de opiniones. Algunos críticos la calificaron de insufrible y otros consideraron que sus excelencias eran tantas que resultaba imposible que hubiera sido escrita por Bram Stoker, habida cuenta de su exigua trayectoria literaria. Otros la ningunearon por su adscripción a un género considerado menor por los más estirados. Aquellos sobre quienes pese semejante prejuicio deberían animarse a comprobar que Drácula es una de las mejores novelas del siglo xix. En los planes de estudio de nuestros institutos, Flaubert o Dostoievski resultan (merecidamente) ineludibles, pero se suele echar en falta a Bram Stoker, quien, a juicio de Oscar Wilde, fue autor de “la novela más hermosa jamás escrita”.
Pero incluso la muerte del desdichado Stoker fue ensombrecida por otros acontecimientos, pues coincidió con la tragedia del Titanic y apenas apareció en unos pocos obituarios de prensa.